La botella de la calma es una herramienta de meditación. Tiene copos de purpurina que al agitarlos se mueven
muy rápido (como nuestros pensamientos y emociones cuando estamos
nerviosos, enfadados o asustados), y que al dejar la botella quieta, los copos empiezan a
moverse cada vez más despacio hasta quedarse quietos en el fondo. Una vez que nuestra botella está acabada, la agitamos y se les
pregunta: ¿Qué es lo que está pasando? Una de las respuestas puede ser
que la purpurina se mueve muy rápido ¡sin control!
Y les seguimos haciendo preguntas: ¿A ustedes no les pasa alguna vez que
pierden el control, y les vienen muchos pensamientos a la mente, la
respiración va más rápido y tienen el impulso de moverse más rápido o
incluso de gritar?
Si no dicen nada, les ponen ejemplos: Cuando se enfadan mucho que les
entran ganas de tirar cosas, o de darle patadas al suelo, o gritar muy
alto, o decír cosas que, en realidad no sienten...
Les decimos que ante estas situaciones hay una cosa que nos ayuda a las personas a calmarnos, a hacer más lenta la respiración y el latido de nuestro corazón, y se llama autocontrol. ¡Vamos a probar!. Agitamos la botella y la apoyamos en el suelo, tenemos que observar muy atentamente como la purpurina poco a poco se va a ir moviendo más despacio, y seguiremos mirando hasta que se quede totalmente quieta en el fondo. En este momento ustedes ahora también están muy calmados porque han parado".
Materiales para hacerla:
- Una botella de plástico reciclada (lisa para que se vea mejor).
- Purpurina (podéis probar
con diferentes tamaños y formas).
- Pegamento transparente o aceite para niños (o purpurina en tubo, con pegamento).
- Colorante alimentario (opcional).
- Agua (si puede ser tibia mejor).
- Hilo y etiqueta. (opcional)
Se llena la
botella o el frasco de vidrio con agua tibia (yo por ahora las hice siempre con
agua fría por facilidad). Insertamos la purpurina.
Si se quiere, le añadimos unas gotas de colorante para
teñir un poco el agua del mismo color que el de la purpurina (pero gota gota, que si no se queda muy oscura).
Se le añade una cucharada de pegamento transparente
(yo no siempre lo he llegado a usar porque he
usado la purpurina que ya está en unos tubos mezclados con pegamento).
Si los niños son algo mayores, a mí se me ocurrió
añadirle unas gotas de aceite de lavanda para que si quieren puedan abrir la
botella y, al olerla, se relajen con más facilidad. Con niños pequeños hay que
supervisar siempre esta práctica (yo pegué el
tapón por dentro a la botella con pegamento fuerte para que no puedan abrirla, por si acaso)
Esta idea la vi en el blog de Yaiza, que es muy interesante. Ésta es su dirección:
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